LA
TERCERA EDAD
Las personas de la tercera edad son, sin duda, el mayor
tesoro que posee la sociedad.
En primer lugar, es apasionante poder sentarte junto a
ellos y hablar de cuando eran jóvenes. Tienen tantos recuerdos, historias… grabados
en su memoria, tantos buenos consejos y lecciones que les ha dado la vida.
En segundo lugar, son héroes. Sí, porque son la salvación
para muchas familias. Ayudan en el cuidado de sus nietos, aportan recursos
económicos y no les importa ofrecer su tiempo a los demás.
En tercer lugar, son personas agradecidas. Han vivido unos
años difíciles y complicados, guerras, hambre… Pero aún así, cada día regalan
una sonrisa al día. Desde siempre he
sentido un enorme respeto hacia ellos. En cuanto a mis abuelos, me siento muy
afortunada de tenerlos. Pase lo que pase siempre están apoyándome y cuidando de
mí.
Algo que me gustaría mucho sería poder dedicar una parte de
mi tiempo a estar con gente mayor. A aprender de ellos y a ver la vida de otra
manera. Sería precioso emplear alguna tarde para ir a la residencia. Hace poco
escuché la noticia de unos chicos a quienes se les había ocurrido la idea de
“adoptar un abuelo”. Una iniciativa estupenda en la que durante un tiempo haces
de nieto de un abuelito que pasa mucha soledad.
Para terminar, me gustaría decir que no hay nada más
desinteresado y único que el amor de tus abuelos.
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