domingo, 7 de junio de 2015

¿SE DEBE AUMENTAR LA PENA A LOS MENORES? . Javier Martínez Mariscal. 2º B

El crimen acecha en cada esquina, en cada rincón de desprecio y la marginación. Incluso en cada vivienda puede ocultarse el ser oscuro del hombre, pero, ¿cómo afrontar la caza de delincuentes?

El mundo del crimen se ha perpetuado desde se ha perpetuado desde los orígenes del ser humano, se genera conflicto entre los pícaros y las víctimas, pero no es fácil erradicarlo. El sistema judicial se va perfeccionando, se trata de buscar un castigo adecuado para cada delito que corrompe la integridad humana. Sin embargo, permanece una tara, una espina en este complejo mundo, que a pesar de refinarse, es incapaz de determinar una pena concluyente para los menores. Son un reto para toda moral, el crimen sigue siendo el mismo, pero se escudan con la falta de desarrollo de la conciencia. Este muro de defensa se cimienta en la ausencia del completo apogeo de la moral psíquica, impidiéndoles ser conscientes de sus actos, ¿puede un crimen atroz ser zanjado con una inflamación tan endeble?¿la culpabilidad depende de cuando el delincuente llegó al mundo? Irremediablemente surge un gran dilema, aunque siendo realistas, puede resolverse fácilmente. Se defiende al inocente niño inmaculado y angelical, algunos han cometido crímenes que estremecerían al mismo diablo.


Recapitulando sobre los delitos en menores, la sangre fría está presente desde sus primeros pasos. Los analistas han caracterizado una tríada presente en todos los psicópatas (enuresis, piromanía y maltrato animal). La falta de empatía no aparece con los años, está presente desde la llegada al mundo.

EL PROBLEMA DE LA INMIGRACIÓN. DANIEL RUIZ. 2º B


Y es cierto. ¿Quién le explicará al pobre “negrito” que no tiene derecho a estar en un lugar por no haber nacido allí? Somos tan egoístas, y estamos tan mimados por la vida que nos podemos permitir el lujo de no dejar a los demás entrar en nuestro territorio por el simple hecho de que aparecimos ahí y ellos no. Pero claro, luego nos quejaremos del sitio que nos ha tocado porque nosotros podemos elegir dónde vivir y nos podremos ir al país que nos gusta donde tendremos mil euros más de sueldo. Ellos no. Ellos solo quieren comer, a ellos les da igual Italia, España, Alemania… les da igual en qué trabajar, ganar mil euros más, o menos, solo quieren un lugar donde vivir sin miedo de que maten a sus familias en cualquier momento, donde sus hijos puedan ir a un colegio; Ellos solo quieren vivir.

Y la pregunta es: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿En qué momento se nos ha dado potestad para decidir quién vive y quién no? ¿No creó Dios la Tierra para todos?