Para mí mis abuelos son una base, la
base de mi vida, la base de mis recuerdos, la base de mi infancia. Yo no sería
quien soy si no fuera por mis abuelos, y aunque esté en la adolescencia y todos
digan que en esta edad a los jóvenes no nos importa nada y que pasamos de todo,
no es verdad, porque yo los quiero con todo mi corazón.
He tenido la suerte de conocer a
tres de mis cuatro abuelos, y a pesar de haber tenido unos cuantos
encontronazos con una de mis abuelas (la que vive en el pueblo), todos guardan
un lugar especial.
Mis dos abuelos, Aurelia y Javier,
son los que me han cuidado y criado básicamente. Me han recogido del colegio y
me han dado de comer, me han llevado de paseo y me han dejado dormir en su casa
cuando mis padres no estaban. Sinceramente no podría estar más agradecida.
Cuando los veo, sé que siempre
tienen una sonrisa para mí y que yo la tengo para ellos. A pesar de todas mis
actividades extraescolares, de mis horas de estudio y de mis salidas con
amigos, siempre busco tiempo para ellos, aun no siendo todo el que desearía.
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