A Ana Frank
Con el alma apretada de dolor,
el trigo derramado por el suelo,
las ratas muertas,
el corazón sangrante,
la frente sudorosa
y la mano dormida.
Con la miseria negra por las calles,
los aviones rasgando las estrellas,
la mar alerta,
el cadáver deshecho,
el puñal escondido
y la muerte que espera.
Con las casas vacías
sin estela,
surgiste de la bruma,
niña azul de la guerra,
el pecho transparente
y en el pecho una estrella.
Con la noche de espanto y de misterio
te mataron el alma.
Sin brújula tu cuerpo,
sin color las pupilas,
y tu sangre corriendo
como el agua.
Buenos Aires, 1954
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