Cuántas horas de dedicación frente al papel en blanco, sin que a veces fluyan las palabras; cuántos minutos guitarra en mano, sin que llegue la divina inspiración; cuánto esfuerzo requiere la vida del autor! Definitivamente debe ser recompensado, pero ¿es esta retribución cuantificable en dinero o los creadores deberían actuar por "amor al arte"?
Del aire no vive el hombre y ser escritor o músico es un trabajo y como tal, tiene que estar remunerado. Pero hay una cuestión importante que debemos plantearnos: ¿Hasta cuándo se pueden explotar los derechos de autor y cuál debe ser su importe? En numerosas ocasiones la familia o herederos siguen cobrando una vez fallecido el artista y, si sumamos esto al excesivo IVA cultural, se puede generar una disminución en las ventas y que alguien pierda la oportunidad de tener entre sus manos "el libro de su vida". Tanto es así que los derechos de lista de reproducción musical en nuestra boda provoque un encarecimiento de la misma. Sin embargo, con el desarrollo de la tecnología y sobre todo de Internet, resulta más trabajoso controlar que las obras no se distribuyan de manera ilegal, pues los usuarios encuentran mil y un medios para saltar la valla de los derechos del copyright. Por ello, los artistas de la llamada "Generación Millenial" deciden distribuir su arte online de forma gratuita, aumentando así su cantidad de admiradores y obteniendo retribución económica con la promoción de sus obraas, publicidad o conciertos.
Al fin y al cabo, la cultura es lo que enriquece y fomenta el desarrollo intelectual de los individuos. Es necesario que los autores vean su trabajo recompensado, pero que el precio no sea un incoveniente tal para privar del arte a quienes posean escasos medios económicos.
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