Caracterizada por su
corta melena rubia por encima del hombro, unos ojos despiertos color cielo,
labios finos y rosados, símbolo de su delicadeza y fragilidad, que junto con su largo cuello de cisne y su perfectamente
perfilada mandíbula, hacían de esta codiciada actriz en un principio, la
preferida de muchos. Sin embargo, nada de lo mencionado era comparable a esa
inconfundible elegancia que la perseguía allá donde fuera.
Tan aclamada era en
sus películas que, a los veintiséis años de edad dejó el mundo cinematográfico
para unirse a la nobleza de Mónaco al casarse con el príncipe del lugar, quien
se había enamorado de ella a través de sus largometrajes.
Un carácter dulce y
afable era combinado con buena educación y prudencia, todo ello adornado con
humildad y timidez. Gracias a su ingenio adquirido en unos favorables estudios,
y su cuidado hacia Mónaco, consiguió mejorar considerablemente la economía y
cultura del país.
Desgraciadamente,
falleció no hace demasiado tiempo a causa de un accidente de coche con la edad
de cincuenta y dos años, donde cayó por un acantilado siendo ella quien
conducía, provocándole una hemorragia cerebral.
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