miércoles, 1 de noviembre de 2017

¿LA FELICIDAD DEPENDE DE LA PROSPERIDAD ECONÓMICA? CARMEN MARQUÉS

"Hay muchas cosas en la vida más importantes que el dinero. ¡Pero cuestan tanto!". Eso decía Groucho Marx. ¿El bienestar económico es directamente proporcional al nivel de felicidad que alcanza un individuo? Pongámoslo en duda.
Es cierto que la edad, el sexo y la cultura determinan el grado de satisfacción de la vida que llevamos. Conforme pasan los años nos damos cuenta de que la riqueza reside más en los sentimientos que en haber creado un gran patrimonio. Por eso tenemos que tener muy claro cuáles son nuestros objetivos y qué valor les damos. Comprar, gastar, consumir por el mero hecho de hacerlo trae consigo un nivel de frustración enorme que solo se consigue superar reiniciando ese círculo vicioso. Hacer del dinero nuestra religión tiene una base muy débil y nos impide apreciar la belleza de otras cosas sencillas: valorar la familia, contemplar una puesta de sol, disfrutar de un buen libro, de los amigos, practicar deporte, el amor, el tiempo libre con los hijos, en fin, miles de actividades que no requieren un dineral. Yo sí que considero necesario el dinero para tener cubiertas las necesidades básicas y luego…para comprar experiencias: viajar y conocer otras culturas, donar parte de nuestros bienes a quien carece de comida y educación y emplearlo en ver alegres a los míos. Tenemos muchos ejemplos de ricos tristes, deprimidos, que incluso han llegado a suicidarse. Lo importante para mí es tener un trabajo que me satisface y de gozar de una buena salud para ver crecer a los míos. Crecer por dentro, eso me ensancha y me hace feliz, sí señor.

Por último, el dinero es imprescindible para vivir de una forma un tanto holgada y que nos permita ciertas licencias. Pero aceptarnos a nosotros mismos, tratar bien a los demás y disfrutar de las posibilidades que nos ofrece la vida debería ser un sinónimo de felicidad o algo que se le parezca.

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